Y sí. Ya comencé la travesía a lo largo y ancho del paisito, con una etapa prólogo pero no precisamente contrareloj Montevideo-Salinas. Casi cincuenta kilómetros con todo el peso que requiere pasar unas semanas de forma autónoma a lomos de mi chiva. Rodé primero por la Rambla para conectar después con la Interblanearia que sigue hasta Punta del Este. Calor no hacía mucho y tránsito así, así, aunque afortunadamente tenía una buena banquina -arcén- que me hacía el pedaleo entretenido bichando el mar a mi derecha. En dos horas mais ou menos llegué a Salinas y en cinco minutos encontré la casita de Alicia, mi hotel para un par de noches. Acá las zonas de playa y veraneo son urbanizaciones de casitas bajas con estilo años cincuenta, sesenta (tejado plano, líneas rectas, jardincito al frente y fondo) sin ningún signo de ostentación propio de los países de nuevos ricos como el nuestro y con trazados cuadriculados de calles de arena salteadas por pinos y eucaliptos que llevan al mar -en realidad todavía es el Río de la Plata- (Fá!! uso menos puntos y aparte que el mismísimo Saramago).
Ayer disfruté de mi segundo asado -esta vez bien casero- con Alicia y unos amigos que vinieron a cenar en una noche veraniega y con una luna llena de quitar el hipo. En este tipo de comidas 100% sociales el problema es que el que se encarga del parrillero va y viene avivando las brasas, llenando los platos ajenos a medida que está pronta la carne y no para quieto nunca pero... así es.
Esta noche daré un paseito por la playa aprovechando la luz de luna y mañana bien prontito saldré a la ruta destino Piriápolis, ya cerquita de Punta del Este. Me estoy yendo que me pierdo el atardecer.
Un abrazo...o dos!
Fé de erratas: donde escribí Avda 18 de Octubre quise decir Avda 18 de Julio. Es la calle más importante de Montevideo y yo equivocándome . El error -entenderán todos- se habrá debido a una mala pasada del subconsciente (mira que llamarse 18 de Julio...).
Nota para Javier o Belén: palante con el curso de patinaje, que no voy a dejar a la peña con las ganas...
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hoooola...soy Isabel, te veo en tu salsa disfrutando del entorno y de la gente. Bueno no sabes lo que nos hemos reido de la cucaracha en la que montaste el otro día, la foto en la que haces como que conduces( para conducir esa máquina hace falta un carné de técnico de primera que tú no tienes...aún)quedó genial, y las explicaciones de tu colega para partirse, espero que el dolor de cuello de mirar a "la carne" no te afecte para montar en la chiva... Besos :-)
ResponderEliminarCuanto deberíamos de aprender de tus nuevos anfitriones...aunque estoy casi convencido de que ellos querrían vivir como nostros...¡Qué triste sino el inconformismo!
ResponderEliminarHolita, io sono Belén (la del patinaje): por aquí nada que ver con vos: no playa ni parrillero, no luna de quitar el hipo, nada de transportes misteriosos ni largas rutas por paraisos sin descubrir... Supongo que por esos lares serás el "gallego" y con ese "mais ou menos" todavía lo confirmas más. Es conveniente que acompañes tus relatos con más documentos gráficos para que al otro lado del charco comprendamos más esas diferencias o similitudes entre los distintos modelos educativos de una y otra parte del charco (en fin, más fotos para que se nos siga haciendo la boca agua).
ResponderEliminarSeguimos ansiosos tus narraciones de "Gúili Fog".
Sé que muchos me leen y no dejan su comentario. Me gustaría que esto fuese recíproco, como los partidos de tenis...si tienen alguna duda sobre cómo publicar su comentario, pregunten a algún entendido, que siempre los hay. Gracias.
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