Caros amigos y seguidores:
Acabo de llegar a la Terminal de ómnibus de Montevideo y corriendo me vine al Ciber con los recuerdos aun calentitos. Vengo del único lugar en Uruguay que no obedece al término de Penillanura. Las Sierras de Minas y Carapé son una serie de montes cuyo máximo debe estar entorno a los seiscientos metros de altitud que ayudan a despertar cuando uno va en ómnibus y solo ve pastos y praderas y más pastos y más praderas.
Ayer arribé a Minas, la capital del departamento de Lavalleja, pero diez quilómetros antes me bajé para visitar Salus, el manantial que da la mejor agua del Uruguay. Bebí de la mismísima Fuente del Puma, y por lo que demoré en llegar hasta allá espero que tenga propiedades semajantes a la pócima de Asterix. Los tres quilómetros de la vuelta me las ahorré porque me levantó un camión que venía de la planta embotelladora y de ahí salté a un ómnibus de los años cincuenta que me llevó a la ciudad para seguir en otro que iba para Melo (donde está rodada la peli "El baño del Papa") y me largó en mitad de la nada (por enésima más una vez en este viaje) para alcanzar, tras cuatro quilómetros a pie por una "lindísima" pista embarrada hasta las cejas por la "esperada" lluvia de otoño, Villa Serrana, aldeíta de ranchos diseminados por el monte donde pude hacer noche en el Albergue. Como no paraba de llover "manso", me cociné unos tallarines y prendí la chimenea para quedarme dormido leyendo "Montevideanos" de M. Benedetti.
La insistente lluvia y el cansancio acumulado me ayudaron a resolver volverme a Montevideo dedicando apenas una breve visita al Teatro Lavalleja, en Minas, que desgraciadamente (para mí, no para el teatro) estaban remodelando y no pude visitar. En fin, que acá estoy de nuevo en Montevideo, viendo caer la lluvia y haciéndome a la idea de que esto se acaba.
En efecto, caros seguidores, todo se acaba. Pasaron ya seis semanas llenas de idas y venidas, personas que se cruzaron en el camino y lugares todos de una gran belleza, y ahora toca volver a la vida normal, con ganas también de ver a la familia, a los amigos y hasta a los alumnos, que a todos se echa de menos desde el otro lado del mundo...pero en solo unas semanas estaré de nuevo on the road, esta vez desde....la India!
Realmente fue un gusto enorme escribir este cuaderno de bitácora sabiendo que alguien lo leería. Tanto si les sirvió a unos para romper por unos minutos la rutina diaria como si ayudó a otros a considerar Uruguay o cualquier otra parte del mundo destino de sus próximas vacaciones, me alegra mucho saber que todos habéis compartido un poquito este viaje. Repito, fue un gusto. Nos vemos.
Emilio