viernes, 27 de febrero de 2009

En un trocito de Rusia dentro del Uruguay!

San Javier es la parada de hoy. Está a mitad de camino entre Paysandú y Fray Bentos. Mi idea era llegar hasta Nuevo Berlín pero cuando llegué acá y ví que podía acampar al ladito mismo del río cambié de decisión.
Es esta una población que resultó de una colonización que en 1913 posibilitó el gobierno acogiendo así a una comunidad-secta liderada por su líder, un tal Ludkov, y perseguida en Rusia. A través del trabajo comunitario en seguida prosperaron dedicándose sobre todo al cultivo de cereal, básicamente girasol. De hecho fueron ellos los que introdujeron el cultivo en el país.
Ahora San Javier ronda los mil seiscientos vecinos y sigue siendo igual de bucólica casi que cuando se fundó. A la hora punta por cualquiera de las avenidas principales llegan a coincidir hasta tres o cuatro bicicletas y con suerte alguna camioneta casi tan vieja como el que la maneja.
Toda esta franja del litoral fue colonizada por centro europeos a principios de siglo: alemanes, suízos, rusos...pero salvo algún enclave determinado, la integración con el resto de pobladores fue desde el comienzo buena. Al fin y al cabo este es un país de emigrantes.
Intento el próximo día colgar alguna foto. Aprovecho para agradecer al muchacho que muestra el museíto -apenas un cuarto con fotos y aperos de la época- haberme dejado su computadora para escribir la crónica.
Saludos,
Emilio

jueves, 26 de febrero de 2009

Desde Paysandú!

No sépor dónde empezar.Tal vez sea porque los setenta y tantos kms de hoy me dejaron con todo el oxígeno en las piernas y las neuronas tienen hoy menos riego que nunca.

Les diré que estoy en Paysandú, en pleno litoral del Uruguay, después de dos días de bici y baños termales, primero en Daymán y ayer en Guaviyú. Lo de los baños no es que haya sido apasionante -había niños y familias y más niños y más familias...- pero sí recuperador para un cuerpo escombro como el mío.




Ah! claro, ya llegó algo de riego y me acordé de uno de esos encuentros que marcan. Esta mañana, en mitad de la nada (as usual) paré después de cuarenta km a tomarme una coca (perdón, una vix de fabricación local) y en ese momento entró el peón Ramirez. Para que se hagan una idea: unos setenta años, renegrido y arrugado por el sol, sombrero de ala ancha, bombachas y botas de cuero. Venía a caballo, bajó agilmente, lo enlazó a un árbol, entró saludando y pidió una grapa rebajada con coca. Antes de eso sacó de su espalda el facón -cuchillo de considerables dimensiones que todo gaucho y peón de campo lleva siempre como instrumento imprescindible de trabajo- y lo dejó encima del mostrador de madera con el mango hacia dentro de la barra. Me dijo: " no va a llover" y yo, evidentemente, no se lo iba a discutir. Comentó algo con el mozo, apuró el vaso y marchó.

Hablando después con el hombre del bar, me contaba que este tipo cobraría unos cien o ciento veinte dólares al mes por cuidar alguna estancia de la zona, que su vida había girado siempre en no más de veinte o treinta kms a la redonda -seguramente no haya visto nunca el mar- y no conocía más medio de transporte que su caballo.



A los cinco minutos de irse volvía el presente: pasaba por aquella curva la "Rutas de América", la vuelta ciclista a Uruguay en la que compiten equipos nacionales de amateurs (dedicarse profesionalmente a algún deporte es privilegio exclusivo del primer mundo) y algún que otro equipo argentino o brasileiro. Por cierto, todos me pasaron pero si hubiera llevado mi Cannondale de carretera de ocho Kg y sin alforjas capaz que me hubiera enganchado al autobús de cola...sinceramente ni con esas!

Y ahora Paysandú: típica ciudad del litoral (trazado cuadriculado, casitas bajas y costanera o rambla de cara al Río Uruguay) con una alta proporción de población de orígen alemán -resulta curioso ver a un tipo que podría ser de Colonia o Frankfurt diciendo yerba.


Todavía no conozco la ciudad pero para ello me voy a encontrar con Matías, sanducero y amigo de un amigo que me la mostrará entre mate y mate.


Hasta el próximo capítulo, amigos.



Emilio











Fé de erratas: acerca de la superfície de la Cooperativa Cololó, donde dije 22. 200 Ha quise decir 2. 200 Ha. El comentario de Ángel me hizo pensar que era mucha tierra para cada familia.

lunes, 23 de febrero de 2009

De montevideo al cielo (2ª parte)

Breve crónica la de hoy. Estoy con un pie en la playa de Salinas y otro en el Ómnibus que a las 12.30h nos llevará (a mí y a la chiva) a tierras salteñas.
Con tres horas de sueño hoy no puedo aspirar a ser mínimamente elocuente. La culpa la tiene la barra compuesta por Teca, Batata, Renzo, Manu, Pablo y Virginia con los que ayer dí un repaso al Montevideo nocturno -que no solo de luz y actividad sana vive el hombre- .
Después de unas muzzas en una pizzería bien de barrio seguimos la ingesta de cerveza en otro lugar de moda para acabar asaltando la casa de Manu -todo un prodigio a la guitarra sin cumplir los 20- y disfrutar de una Jam Sesion con Pablo, Manteca y Manu siguiendo los acordes de Sabina y otros. Intensa fue la noite!
Agradezco que se hayan sumado mais dois bloggeros siguiendo el rastro del que suscribe (saludos David: alguna novedad?).
Nos estamos viendo y si no...nos ponemos los lentes!!!
Emilio

sábado, 21 de febrero de 2009

De vuelta de Rio Negro!








Algunos de los amigos que conocí allá.




Pasan los días, a veces a ritmo urbano y otras como en esta ocasión, al compás del ciclo del sol. Acabo de volver de la Unidad Cooperativa nº1 de Cololó, Soriano, en tierras bañadas por el Río Negro, el mayor del país después del Uruguay.


En compañía de Mario Costa, su gerente, conocimos el funcionamiento de esta cooparativa con practicamente cincuenta años de vida, que hace unos pocos estaba deshauciada y que gracias a la valentía y competencia de algunos valientes se reflotó logrando saldar una tremenda deuda y, lo mejor de todo, permitiendo que muchas familias de productores hoy puedan vivir muy dignamente del campo y en un entorno que, sinceramente, lo encontré paradisiaco. Son 22.000 Ha. de terrreno en el que caben diferentes explotaciones, todas trabajadas en régimen de cooperativa: ganadería vacuna y porcina, cultivos de cereal, una quesería en la que hacen además el mejor dulce de leche que he probado hasta ahora, etc. Además las diecisiete familias que viven allá disponen de escuela y otros servicios sociales básicos. La actitud cooperativa no se limita al plano estrictamente productivo. También las relaciones de convivencia están basadas en la solidaridad y la ayuda mútua. Basta decir que las viviendas no tienen nigún tipo de cerco y suelen estar abiertas y aunque hay espacio para la privacidad, el día a día se apoya en el contacto social.


Nuestra vivienda por unos días

No fui el primero en llegar y una cuadrilla de doce estudiantes que por su edad podrían ser alumnos míos habían llegado el día anterior. Conocimos juntos el funcionamiento de Cololó a través de Mario y Gabriel, sus máximos responsables, que en todo momento estuvieron al lado nuestro.



Ahora estoy en Montevideo, por poco tiempo, porque el lunes saldré para Salto donde comienza mi segundo periplo sobre dos ruedas. La idea es ir bajando el curso del Río Uruguay hasta Colonia. Este río hace frontera natural con Argentina y dá nombre al país explicando la denominación completa del mismo (República Oriental del Uruguay) desde que en 1830 el General Artigas y sus huestes -los famosos Treinta y Tres- lograron la independencia para la banda oriental del río arrancada al Virreinato del Río de la Plata (que me perdonen los autóctonos que hayan descubierto algún error histórico).


Bueno, pues eso, que nos estamos viendo. Hasta pronto.


Emilio





lunes, 16 de febrero de 2009

Y de nuevo en Montevideo!



Frontera Uruguay-Brasil en Chuy: la chiva me llevó hasta allá sin quejarse un momento.


Acá estoy otra vez, en el campo base pero a nivel del mar. Hace un calor húmedo y el tiempo está virando a tormentoso pero estoy recuperando el estado físico, que no el mental que es irrecuperable...es broma, no se asusten.
Bueno, la última vez creo que nos quedamos en...la fortaleza de Santa Teresa. Al día siguiente y para evitar el calor a las 7.55 h ya estaba en ruta. Una carretera recta entre pastizales que en un momento dado se ensanchaba considerablemente y hacía las veces de pista de aterrizaje me llevó tras 40 km hasta la mismísima frontera con Brasil, en Chuy. Afortunadamente agarré el primer omnibus para la capital porque aquello solo era comercio y más comercio y uno se satura en dos minutos. Hasta acá han llegado los árabes comprando los negocios, sobre todo del lado brasileiro, y me imagino que los chinos -los fenicios del s.XXI- están a punto de caer.

La vuelta entre sueño y vigilia fue rápida y lo que me costó siete días lo desandé en cinco horas de omnibus. Llegada a Montevideo y primer choque con la realidad urbanita: había partido del Nacional (junto con el Peñarol los dos grandes clubs de la ciudad) y hordas de hooligans iban y venían dando muestra de su refinada educación . Por suerte ganó y en vez de liarse a los botellazos con el primero que pasase estuvieron hasta la madrugada berreando algo que se podía aproximar -siendo muy benevolente- a cánticos e himnos.


Hoy toca cultura y así me encaminé al Museo del Gaucho, en 18 de Julio, y después de esta sesión con ustedes voy al Torres García, el maestro uruguayo del, no sé si cubismo o estructuralismo o qué sé yo -Javier seguro que lo sabe...¿o le pongo en un aprieto?-, me entero y se lo explico en la próxima entrega.

Ya les dije que mañana a la noche salgo para otro lugar en mitad de la nada pero esta vez acompañado. Me despido agradeciendo el fiel seguimiento que me estais haciendo muchos de vosotros, aunque la mayoría no comente.

Un abrazo,

Emilio


Escuelita rural entre La Paloma y Cabo Polonio.

Solo rodeado de pastos y más pastos donde campan a sus anchas
vacas hereford y caballos.





Acá con los colegas argentinos Gastón, Pablo, Pato, Pablo, Pablo y el menda. Un saludo para ellos.

sábado, 14 de febrero de 2009

A 40 km de Brasil!

Pues eso. Que en unas horas piso por tercera vez na minha vida terras brasileiras, aunque lo de manhana sea puramente testimonial. Chui es la típica ciudad fronteriza, llena de movimiento de mercancías y personas como Ceuta, Tanger, Ciudad del Este, etc. Por lo visto tiene una calle principal en la que una acera es uruguaya y la otra brasileira...nunca cruzar una frontera estuvo tan fácil, no!


Ahora estoy en una especie de parque nacional que es un enorme camping a la vez y tiene...una fortaleza portuguesa!! La de Santa Teresa, que luego pasó a ser espanhola gracias a un tal Ceballos. Para llegar hasta acá me metía entre rueda y rueda 68 km bajo un senhor sol austral (tranquilos Mamá y Papá: me puse protector como para un elefante!). Antes, a primera hora de la manhana estuve visitando uno de los dos bosques de ombús únicos en el mundo (Guía dixit). Por cierto, los Ombús son unos árboles tropicales con una madera terriblemente dura de los que no se puede conocer la edad porque no forman anillos como los árboles normales...


Ya abandoné a los muchachos argentinos porque yo con un día de playa tengo para rato y ellos querían seguir en Valizas, otro balneario entre dunas y médanos al que van hippies guais, sí, de esos que vemos en Lavapiés cuando salimos.


Bueno, pues eso, que manhana llego a Brasil y me las piro a Montevideo porque el Martes de madrugada estoy saliendo hacia el departamento de Soriano con el director de una Cooperativa agraria que me va a mostrar todo aquello. Así dejo descansar un tiempito a la chiva.


Hoy no hay fotos porque esta computadora va cai a pedales y si tengo que esperar a que las suba pierdo acá el avión de vuelta...


Un abrazo y como siempre: nos vemos...y si no, nos ponemos los lentes!!



Emilio

miércoles, 11 de febrero de 2009

Desde La Paloma (o el Cielo después del Purgatorio)

No saben lo que me costó llegar hasta acá. Si lo supieran ni muertos vendrían en bici.



Les cuento: ayer, lindo día, me levanto a las 8, desayuno en el hostel de Piriápolis y como un senhor ciclista inicio la ruta. Todo bien pero empiezan a pasar los kilómetros y a subir los grados. Bueno, de a poco -me dije-. Al tran tran llego a Punta del Este, que es como una Marbella pero en chiquito, hasta las trancas de argentinos. No me agradaba quedarme porque prefería la playa tranquila. Seguí carretera hasta Jose Ignacio (mi cuenta entonces ya marcaba 90 km y sin una gota de agua). Ví un super y me pareció la versión urbanita del oasis en el desierto. Compré agua y más agua y enigma: qué hacer? Hasta el siguiente camping o albergue otros ochenta km y, lo peor, por pista teniendo que atravesar dos lagunas (Garzón y Rocha -dato relevante para los que conocen el país-). Llegué más por amor propio que por fuerzas hasta la primera y emboqué la travesía. Todo bien. Pero de repente se abrió la nada y kms y kms por recorrer. Ningún ser humano en kms y alguna granja de vez en cuando: seguí, qué iba a hacer, la carpa -tienda de campanha- la podía plantar en cualquier lugar y al menos que fuese cercano a algún punto de agua. Divisé unas casitas al lado del mar y....UN POZO!!! No hubo duda: allá me quedé. Eran las 18h. A las 21h el ciélo se oscurerció y en diez minutos tenía un tormentón del carajo. Ya andaba dentro de la carpa que resistía los envistes como un búnker. Me desperté después de casi diez horas y, alegre porque haría una etapita corta hasta La Paloma, tiré hacia la segunda laguna. No saben lo que era el viento: sin dar una sola pedalada me ponía a 30 por hora y en cinco minutos andaba en la mismísima orilla: no podía ser. No había ni balsa ni puente ni alma humana y la vuelta era como subir un puerto: como mucho a 10 km/h....


PERO para los que arriesgan siempre se cumple la LEY DE LAS COMPENSACIONES!!! A lo lejos se acercaban unas manchitas que en segundos se transformaron en ciclistas viajeros: cinco argentinos de Buenos Aires a los que casi me lanzo a deguello por su agua y con los que atravesé empujando la bici por los médanos que separaban la laguna del oceáno. Así anduvimos como 5 kms con la arena que se metía hasta el orto pero LLEGAMOS y acá estoy, feliz -e hidratado- como una perdiz. Hoy descansamos acá y manhana ponemos rumbo a Cabo Polonio, otro lugar in the middle of nowhere- pero con agua y fuerzas recuperadas.




domingo, 8 de febrero de 2009

Desde el Rio de la Plata!

Y sí. Ya comencé la travesía a lo largo y ancho del paisito, con una etapa prólogo pero no precisamente contrareloj Montevideo-Salinas. Casi cincuenta kilómetros con todo el peso que requiere pasar unas semanas de forma autónoma a lomos de mi chiva. Rodé primero por la Rambla para conectar después con la Interblanearia que sigue hasta Punta del Este. Calor no hacía mucho y tránsito así, así, aunque afortunadamente tenía una buena banquina -arcén- que me hacía el pedaleo entretenido bichando el mar a mi derecha. En dos horas mais ou menos llegué a Salinas y en cinco minutos encontré la casita de Alicia, mi hotel para un par de noches. Acá las zonas de playa y veraneo son urbanizaciones de casitas bajas con estilo años cincuenta, sesenta (tejado plano, líneas rectas, jardincito al frente y fondo) sin ningún signo de ostentación propio de los países de nuevos ricos como el nuestro y con trazados cuadriculados de calles de arena salteadas por pinos y eucaliptos que llevan al mar -en realidad todavía es el Río de la Plata- (Fá!! uso menos puntos y aparte que el mismísimo Saramago).

Ayer disfruté de mi segundo asado -esta vez bien casero- con Alicia y unos amigos que vinieron a cenar en una noche veraniega y con una luna llena de quitar el hipo. En este tipo de comidas 100% sociales el problema es que el que se encarga del parrillero va y viene avivando las brasas, llenando los platos ajenos a medida que está pronta la carne y no para quieto nunca pero... así es.

Esta noche daré un paseito por la playa aprovechando la luz de luna y mañana bien prontito saldré a la ruta destino Piriápolis, ya cerquita de Punta del Este. Me estoy yendo que me pierdo el atardecer.

Un abrazo...o dos!

Fé de erratas: donde escribí Avda 18 de Octubre quise decir Avda 18 de Julio. Es la calle más importante de Montevideo y yo equivocándome . El error -entenderán todos- se habrá debido a una mala pasada del subconsciente (mira que llamarse 18 de Julio...).

Nota para Javier o Belén: palante con el curso de patinaje, que no voy a dejar a la peña con las ganas...

viernes, 6 de febrero de 2009

Paseo por rutas oceánicas en cachila! (Títular cedido amablemente por la compinche Tamara)

El menda al volante de la cucaracha















Quique en el mirador del águila, en Atlántida


Montevideo, 6 de Febrero de 2009

Y bueno. Acá seguimos aunque ya dejamos la ciudad atrás y empezamos a respirar otros aires, buenos aires, los de las playas cercanas -nada que ver con el Levante español...y eso que estamos en pleno verano-.

Tomamos el ómnibus camino de Las Piedras y entre mate y mate, encaramos hasta la quinta de las tías del Quique, ya en pleno campito. Allá agarramos la máquina, una Mehari que compró Pablo, un primo suyo, por unos 150 euros y con tiempo y paciencia lo transformó en algo parecido a un auto, que más o menos nos pudo llevar por la Interbalnearia a unos 60km/h -no había que pedirle mucho- a pasar el día por las playas que baña el Río de la Plata, que en realidad es un mar -no se ve la otra orilla-.

El viaje tuvo sus sobresaltos porque antes de frenar había que bombear pisando repetidas veces el pedal de freno por lo que como no fueses previsor te comías al de adelante -íbamos "regalados como perejil de feria"-. Además, la primera marcha patinaba tanto que se oía dos cuadras más allá pero una vez en segunda aquello iba como la seda.

El que escribe ahora es Quiquito. Bueno, la intencion es trasmitirles la adrenalina que genera el manejar un auto de este nivel. Pa poder arrancarlo es sencillito: tenés que darle pase de nafta, después poner la llave roja debajo del tablero pa darle pase de electricidad a las bujías, después dar contacto con otra llave en el tablero para activar el arranque, para finalizar con el encendido (tirar de una perillita). Después andando va suave "como teta de monja", claro que el tema de insonorizacion estaba fallando al igual que la luces de posicion, el señalero, el freno, la lona que era el techo, el velocimetro, la caja de cambios, el tanque de gasolina (que tenía una fisura en la parte de arriba), la perdida de aceite en la parte del cárter, el freno de mano no servía, los asientos estaban un poco deteriorados cosa que me hizo terminar "con el orto en las manos" y a Emilio como el jorobado de Notredame. Después el resto andaba bien de bien, en especial el sonido estéreo.

El viaje fue tranquilio "como agua de pozo", lento "como tortuga lisiada con complejo de lentitud", lo que permitia admirar lo que representa el uruguay !la carne, papa...! (las minas, que acá están fuertes como cadenazo en los dientes; terminas con un dolor de la masita en el cogote de girar pa vicharlas, que ni te cuento). En fin, yo disfrute del viaje y creo que Emilio también. No creo que lo pueda olvidar nunca y lo digo por las repercusiones físicas y mentales que le quedaron, porque algún julepe se pegó con el tema del freno, pero conducia yo así que tranqui. Un beso enorme pa todos y aguante Uruguay...

Pues eso es todo, amigos. Después de esta sucinta narración del paseo no me queda más que decir. Esta noche volvemos a las Llamadas y mañana a disfrutar del sol y la playa a Salinas...ah! se me olvidaba que allá están atravesando lo más crudo del crudo Invierno...

Un abrazo,

Emilio

miércoles, 4 de febrero de 2009

Todavía en Montevideo!


Montevideo, 4 de Febrero de 2009


La luli y yo disfrutando de unas tortas fritas en Tres Cruces, al lado de la Terminal de Omnibus.







Empiezo a perder la noción del tiempo y todavía no salí -o entre- al interior. Ya me pateé mais ou menos la ciudad auque siempre quedan muchos recovecos por ver pero uno ya va necesitando oxigenarse pedaleando por ahí afuera...y eso que esta ciudad no agobia: está abierta al mar y es ventosa.

Primer contacto con el Carnaval ayer noche: la Comparsa Aduana, de la ciudad vieja y por tanto muy de barrio, estaba ensayando en la calle y al oír a lo lejos la cadencia repetitiva de los tambores allá que fuimos. El ambiente era familiar y a sus componentes se les iban uniendo los vecinos y curiosos que querían disfrutar de música y baile en una noche veraniega en un barrio portuario. El Jueves llega la primera parte del plato fuerte: las Llamadas de tambores. Voy mientras acostumbrando los tímpanos porque no sé si aguantarán...esta noche bajo a la ciudad vieja a ver otro ensayo porque esto no se ve todos los días.


Mañana nos vamos Quique, su primo y el menda en el Citröen Mehari del primo a Atlántida, una zona de veraneo -balneario le dicen acá- a pasar el día bebiendo mate y viendo lo que acontece...todo esto siempre y cuando aguante el auto (por lo visto, el tanque de combustible tiene una fuga y no se puede llenar mucho: reitero que esto no es el tecer mundo pero tampoco el primero).
Bueno, que ya me canse de escribir...
Nos vemos, y si no....
Emilio
Escuelita primaria en Montevideo




lunes, 2 de febrero de 2009

De Montevideo al cielo!

Acá, desde Montevideo, a 28 grados y 80% de humedad.

La primera necesidad: comprar un bloqueador -protector solar allá- pues parece que a esta latitud los rayos solares son más dañinos y se trata de que vuelva más o menos entero...

Montevideo: ciudad europea en mitad de América. Con el plano y la referencia de 18 de Octubre , la vía principal que vertebra toda la ciudad y que comienza en la Rambla o Paseo Marítimo, que alinea todas las playas (Pocitos, Ramirez, Carrasco,etc, etc) que separan la ciudad del mar, que en realidad es el Río-mar de la Plata -creo que hasta Punta del Este, una suerte de Marbella llena de turistas extranjeros, no se puede hablar de océano. Una cosa que me ha maravillado es que hay unas cuantas calles principales que tienen más o menos tráfico pero en cuanto te metes las cuadras de atrás en cosa de metros te sumerges en un ambiente de barrio, barrio, con calles cuadriculadas de casitas bajas y llenas de árboles en las que se puede ver a la gente al atardecer tomando mate en la puerta y los gurises -chavales- jugar en mitad de la calle parando solo cuando pasa cada muchos minutos un auto.

Esta noche se celebra en la playa Iemanjá, una fiesta de culto animista traída por los negros en la que se hacen ofrendas, etc, etc. Ayer fue el desfile de Carnaval y es fácil ver por las calles a tipos transportando tambores -estos son de tres clases: chico, repique y piano, y cada uno tiene su papel en la cuerda o banda-. El J y V próximos se harán el Desfile de Llamadas en los que salen todas la cuerdas de tambores de los distintos barrios de la ciudad y tocan a la vez lo cual me imagino que hay que vivirlo porque será medio indescriptible.

A los aficionados al football -como escriben acá- les diré que vivo al ladito del Estadio Centenario, donde se juega el derby montevideano Nacional vs Peñarol. Yo la verdad es que me lo imaginaba tipo Calderón o, al menos el estadio del Rayo, pero es considerablemente más humilde... me olvido que ya no estoy en Europa. Por cierto, que todo el mundo sepa desde ahora que en cuanto hablas de fútbol con algún uruguayo este tarda no más de dos minutos en presumir del campeonato mundial que en 1950 la Garra Charrúa robó al Rey Brasil aguandoles la fiesta a los brasileiros y la inauguración del Maracaná...

Mañana agarro la chiva -bici- y inicio la exploración por las cercanías.

Nos vemos...y si no nos ponemos los lentes...